En mi opinión, nuestras, digamos, actitudes psicológicas, podrían muy bien ser simplemente el resultado de determinados estados bioquímicos. Lejos de ser una afirmación descabellada, es algo más que obvio al ver cómo la administración de determinados fármacos pueden modificar nuestra percepción de la realidad o nuestro comportamiento. El ejemplo más obvio son las drogas. Estas sustancias inducen cambios bioquímicos en nuestro organismo que se traducen externamente en determinadas actitudes o conductas. Ahora bien, y he aquí la parte más arriesgada del asunto, mi hipótesis es que la relación entre bioquímica/fisiología y comportamiento/sentimientos/pensamientos puede ser también una flecha de doble sentido, de manera que, hallándose el sujeto en un estado X, a través de la voluntad consciente, que es un elemento que podríamos considerar psicológico o mental, podría a su vez modificar, aunque habría que determinar hasta qué punto, su propia fisiología, cambiando su estado de X a Y, por así decirlo. No estoy hablando de magias ni misticismos baratos en plan "El poder de tu mente" o pseudociencia barata de esa. Aquí no hay cabida ni para la adivinación, ni para la telequinesia, la levitación y esas cosas. Lo que yo digo, al sencillo nivel al que yo lo digo, todos lo hemos hecho alguna vez, pienso yo. Cuando, llevados por la ira, notamos que nos hierve la sangre, el ritmo cardíaco aumenta, ventilamos más deprisa y superficialmente y pensamos que nos agradaría arrancarle la cabeza a ese tipo, tomando conciencia del asunto, nos detenemos a hacer el clásico y sencillo ejercicio consistente en realizar una serie de inspiraciones lentas y profundas con los ojos cerrados, al acabar nos damos cuenta de que estamos más calmados, las pulsaciones han bajado y el ritmo respiratorio se ha normalizado, pero lo que en principio podría parecer causa en realidad es consecuencia; el quid de la cuestión es que no estamos más calmados y como consecuencia los ritmos cardíaco y respiratorio se ralentizan, sino que es justamente al revés, estamos más calmados porque las pulsaciones han disminuido (y seguramente por más cosas, por más causas fisiológicas, pero como ilustración del ejemplo creo que es suficiente).
La PNL da la clave del misterio de cómo ciertas personas producen constantemente lo que yo llamo resultados óptimos. Si una persona se levanta por la mañana con prontitud y llena de energía, eso es un resultado que consigue, y por tanto se impone la pregunta: ¿cómo lo consigue? Puesto que todos los resultados son consecuencia de unas acciones, se sigue con esta otra pregunta: ¿qué acciones mentales o físicas concretas suscitan el proceso neurofisiológico del despertar fácil y bien dispuesto? Uno de los postulados de la PNL es que todos los sistemas neurológicos se parecen, de manera que si alguien en el mundo puede hacer una cosa, usted también puede, siempre que rija o gobierne su sistema nervioso exactamente del mismo modo.Sin entrar a hablar de la PNL (sigo sin tener ganas de meterme en berenjenales de los que no sepa muy bien cómo salir), lo que me interesa es la idea general que creo que queda más o menos sintetizada en la negrita señalada. Como decía antes, habría que ver hasta qué punto sería posible interferir consciente y voluntariamente. A pequeña escala, como hemos visto, lo podemos hacer todos. Tal vez exista un umbral tras el cual, la alteración del organismo es tal que ni siquiera nos es posible usar la voluntad consciente como recurso, así que o nos administran alguna sustancia que provoque el cambio por nosotros o nosotros no seremos capaces de hacerlo por nosotros mismos. Me viene a la mente la película 28 días después, en donde la inoculación del "virus de la ira" anula en las víctimas todo uso de razón consciente sumiéndolas a todas en un estado de ira incontrolada constante. Pensando en otro tipo de ejemplos, me pregunto hasta qué punto una persona con depresión es capaz de salir por sí misma de ella sin ayuda farmacológica de ninguna clase. Tal vez no pueda. Lo peor que se le puede decir a una persona con depresión es "¡anímate!", porque la enfermedad que padece la sume en un estado fisiológico patológico que la incapacita para hacerlo por sí misma (sería como decirle a una persona con 38 de fiebre que la baje, así, por obra y gracia del pensamiento humano).
¿A qué se debe que incluso los mejores atletas tengan días en que lo hacen todo bien, y otros en que no encestan ni una pelota ni llegan a ninguna base? La diferencia radica en el estado neurofisiológico en que uno se halla. Hay estados que potencian (confianza, amor, seguridad interior, alegría, éxtasis, fe), que liberan fuentes inagotables de poder personal. Y hay estados que paralizan (confusión, depresión, miedo, angustia, tristeza, frustración), y que nos dejan impotentes. Todos tenemos alternativas de estados buenos y malos. Nuestra conducta es el resultado del estado en que nos encontramos. Si pudiera usted modificar dicho estado, cambiaría su comportamiento.
Si todo comportamiento es consecuencia del estado en que nos hallamos, no produciremos las mismas comunicaciones y conductas desde un estado que libere todos nuestros recursos, que desde un estado de impotencia. Entonces la pregunta siguiente es: ¿quién crea el estado en que nos hallamos? En el mismo podemos distinguir dos componentes principales: el primero, nuestras representaciones internas; el segundo, nuestras condiciones fisiológicas y el empleo que hagamos de ellas. El cómo y el porqué se representa uno las cosas, además del cómo y el qué se dice uno a sí mismo ante una situación dada, crean el estado en que se encuentra y, por tanto, los tipos de comportamiento que produce.
Anthony Robbins
En esta ilustración Tony Robbins nos hace un esquema de los diferentes factores que él y sus colegas consideran que intervienen en la expresión final de la conducta. Si bien lo suyo sería aprender a manejarlos todos, hay uno que me parece especialmente importante porque, aunque solo sea uno, sabiendo controlarlo, ya se puede controlar uno a sí mismo bastante bien: la respiración (aunque quizá sería más correcto decir ventilación, que no es exactamente lo mismo). Este es el elemento con el que jugábamos en el ejemplo que ponía antes, el que podía calmarnos y hacernos ver las cosas de otra manera menos dramática cuando estamos muy irritados. No es de extrañar entonces que todas las artes marciales y disciplinas que tratan de ayudarnos a controlarnos mediante el ejercicio físico, lo primero que enseñan y en lo que más énfasis ponen siempre sea en el aprendizaje del control de la respiración. Otro elemento que podemos ver en el esquema es el grado de tensión o relajación muscular, el cual también es interesante porque, por ejemplo, son muchos los que conocen los efectos desestresantes de un buen masaje muscular.
En definitiva, si asumimos que cada comportamiento puntual (en el ejemplo de antes, la irritación o la ira -conducta agresiva) es el resultado del estado fisiológico (entre otras cosas) en el que nos encontramos, siendo la bioquímica una parte determinante del mismo, debemos deducir que si cambiamos ese estado fisiológico, aunque solo sea en parte, provocaremos a su vez, en mayor o menor medida, un cambio de la actitud o comportamiento que determina.
Además de modificar nuestras sensaciones, y por tanto nuestras acciones, al cambiar nuestras representaciones internas y nuestra fisiología resultan afectados también los procesos bioquímicos y eléctricos de nuestro organismo. Se ha demostrado que en las personas deprimidas, el sistema inmunológico sigue el mismo camino y actúa con menos eficacia, disminuyendo incluso el recuento de leucocitos. ¿Ha visto usted alguna vez la denominada "fotografía Kirlian" de una persona? Es una representación de la energía bioeléctrica del cuerpo, y se modifica notablemente cuando cambian los estados de ánimo del fotografiado. Debido a la vinculación entre la mente y el cuerpo, los estados de gran intensidad pueden cambiar todo nuestro campo eléctrico y somos capaces de hacer cosas que parecerían imposibles en otras condiciones.Luego, otra cosa que se podría debatir sería el posible uso culturalmente condicionado que de esa voluntad potencialmente transformadora haremos según lo que la sociedad en la que vivimos nos imponga o espere que hagamos. Es decir, tal vez, si nos educamos en un contexto sociocultural que nos predisponga a pensar de tal o cual manera, eso determinará qué pensamientos tendremos y eso podría determinar, aunque solo fuera en parte, cómo nos sentiríamos interiormente. Por ejemplo, hipótesis de partida: en una sociedad pesimista, lo normal sería sentirse amargado...
1 comentario:
Muy bueno tu escrito Amigo. Puedo acotar que en parte nuestra conducta es condicionada por el estado del cuerpo físico y la salud del cerebro y sus neuronas. Por otra parte, la conducta es a veces un reflejo estímulo-conocimiento-respuesta (cerebral) y otras veces es pensada, es decir, proviene del estímulo-interpretación-pensamiento-respuesta (Sujeto psíquico Interno no biologico). Un abrazo
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