Te amo porque me amo

En los últimos cincuenta años, la idea del sacrificio ha tenido el siguiente recorrido: primero, el sacrificio por el sacrificio, que alentaba el autocastigo y el culto al sufrimiento; luego, el sacrificio como deber, justificado en el principio de caridad o generosidad y, en general, mediado por la culpa; y, finalmente, la negación de que sean héroes, ya no se mira la abnegación impuesta como una virtud ejemplar. Hoy, la renuncia a uno mismo ha dejado de ser un ideal, el deber conyugal ha sido reemplazado por el querer conyugal y el amor a uno mismo ya no es incompatible con amar a otro. Precisamente, quererse a sí mismo es una de las principales vacunas contra la dependencia, el maltrato y las relaciones de dominación. La máxima no es: "Te amo, luego existo", sino: "Me quiero a mí mismo, luego puedo amarte".

Jorge llegó a mi consultorio con una lista de quejas sobre la conducta de su esposa Leonor. Sentía que el amor de ella era poco comprometido e indiferente, y tenía la firme convicción de que él ocupaba un lugar secundario en su vida. Cuando entrevisté a Leonor, tuve la impresión contraria. Me pareció que tenía claro su compromiso y amaba sinceramente a Jorge. Era una mujer fiel e independiente. Para ella, el matrimonio no implicaba renunciar a sus amigas y amigos, con los cuales salía de vez en cuando. Podía ir sola a un cine, al teatro o a un restaurante si Jorge no estaba o si, simplemente, le apetecía. Las relaciones sexuales eran muy satisfactorias y no había conflictos importantes en la relación, a excepción del malestar de Jorge.

Terapeuta: -Revisemos qué le preocupa de verdad de su pareja, porque mi impresión, tras las entrevistas que tuve con Leonor, es que ella lo ama sinceramente y está muy comprometida con la relación.
Jorge: -No sé qué le habrá dicho, pero ella es muy distante.
Terapeuta: -¿Qué significa para usted ser "distante"?
Jorge: -Que no está conmigo.
Terapeuta: -¿Físicamente?
Jorge: -Sí y no. Puede estar a mi lado, pero con la mente en otra parte.
Terapeuta: -¿Puede explicarse mejor?
Jorge: -No la siento aquí (señala el corazón).
Terapeuta: -¿Qué necesitaría para sentirla "allí"?
Jorge: -Bueno... No sé, me gustaría que estuviera un poco más apegada a mí...
Terapeuta: -¿Es detallista con usted?
Jorge: -Sí, sí lo es... Pero...
Terapeuta: -Pero ¿qué?
Jorge: -Me dice que me quiere, pero no soy indispensable para ella. ¿Me entiende? No me hace sentir que soy lo principal para ella.
Terapeuta: -No sé si es lo "principal" para ella, pero que es muy importante, no me cabe duda.
Jorge: -¿Se da cuenta? ¡Usted mismo lo confirma!
Terapeuta: -¿Puede poner más ejemplos de distanciamiento?
Jorge: -Cuando está en el trabajo, por ejemplo, no me llama para saludar.
Terapeuta: -¿Para saludar?
Jorge: -Sí, claro, saber cómo estoy, si todo va bien... A veces la veo tan tranquila y feliz con su trabajo, que empiezo a pensar que me va a dejar.
Terapeuta: -Tenemos que analizar algo importante. Es obvio que tiene miedo a perderla. Nuestra cultura nos ha enseñado que si no sufren por nosotros, no nos aman. Una mujer tradicional "viviría para usted", pero sería probable que alguno de los dos terminara cansándose de una relación altamente dependiente. Su esposa es una mujer "individualista responsable". Respeta sus espacios, tiene confianza en usted, no presiona ni manda, pero tampoco se deja mandar. Busca su bienestar sin descuidarle, porque jamás sería irresponsable con usted o con sus hijos. ¿No prefiere una mujer contenta? Leonor no negociaría su libertad ni su autorrespeto, y eso es bueno. Quizá sea la razón por la cual siguen juntos: usted acepta, aunque sea a regañadientes, que ella sea libre; sufre, pero se aguanta. Además, jamás viola sus derechos, porque es un hombre respetuoso. Repase sus creencias sobre el matrimonio y lo que realmente necesita. El individualismo responsable es una forma de querer queriéndose a uno mismo, pero estamos acostumbrados a que en el amor solo vale la renuncia categórica al "yo". Ella nunca vivirá para usted solamente, debe compartirla con su "yo" y con el mundo o perderla. Ése es su reto. ¿No cree que podría probar a ser más independiente y a practicar su propio individualismo responsable para que se encuentren en la mitad del camino?

Si te produce resquemor la libertad de ambas partes o eres una persona insegura, preferirás el amor de garrapata. Pero el buen amor, el que vale la pena, se construye mediante la gestión eficaz de dos narcisismos que se aman, y no sobre la base de un amor apegado y despersonalizado.

Walter Riso, Los límites del amor