Lo que se da y lo que se espera

Cuando yo les pregunto qué esperan de un compañero para toda la vida, los solteros generalmente tienen mucho que decir. En cambio, cuando se trata de citar las bazas de relación que creen poseer ellos para procurar al otro una compañía agradable, son mucho menos locuaces.

Uno está solo... y querría estar en pareja. Este deseo, que es el de unos millones de solitarios (79% del total), no dice nada, sin embargo, de su capacidad de vivir en pareja. Algunas de las motivaciones dan que pensar: "me cuesta entrar en un piso vacío, sin luz y sin ruidos...", "no tengo ganas de regresar solo/a por la noche", "no soy capaz de enfrentarme a los problemas materiales", "estoy harta de irme sola de vacaciones", "tengo que compartir lo que hago con alguien, porque de lo contrario no me apetece hacer nada", "no soporto tener que decidir sola, hacer proyectos sola, educar sola a mis hijos"... Si analizamos el contenido de estas peticiones, uno se da cuenta de que expresan varias necesidades, pero nada de amor para conceder.

Ahora bien, una relación amorosa exitosa no puede establecerse más que con el reconocimiento del otro tal como es; no se puede exigir de alguien que corresponda a un perfil preestablecido, elaborado en función de la incomodidad que uno siente al vivir solo. Aconsejo intensamente a los solteros que resuelvan sus problemas materiales antes de iniciar la búsqueda de un compañero (o compañera).

"Estoy solo/a... Me gustaría estar en pareja": lo que esta frase expresa de desamparo no debe hacer olvidar a los solteros que hay que definir unos objetivos claramente y que algunos preliminares no pueden saltarse. La urgencia de colmar una soledad no es un presagio de futuro feliz.

Si bien la necesidad de ser amado es legítima y existe en cada uno de nosotros, la capacidad de amar no siempre está ahí. Para que una relación sea viable, hay que saber dar tanto como recibir. ¿Qué podríamos hacer en un mundo en el que solo hubiera demandas, sin ninguna oferta?

Odile Lamourère, Solteros de hoy

Y es que algunos pensamos que el amor de verdad es, ante todo e independientemente del compromiso, un acto de generosidad y no una necesidad que tengamos que satisfacer o un vacío que rellenar. Pero claro, para dar hay que tener, así que una persona que no está llena ella misma, difícilmente puede ser generosa con los demás.

Por otro lado, es un error muy ingenuo, frecuente en la juventud pero no inexistente en la edad adulta, creer que el simple hecho de que dos personas se quieran es suficiente garantía de éxito en una relación (entendiendo el éxito en términos de duración estable). Dejemos de hacerle tanto caso a la propaganda pastelosa porque a la larga las estadísticas acaban demostrando que quererse no es suficiente. La afirmación "quererse no es suficiente" es matizable, pero creo que se entiende bien dentro de los límites contextuales del post de hoy. Contradiciendo el refranero, querer no siempre es poder, y no me estoy refiriendo a posibles adversidades externas, sino a las propias capacidades internas.