La degradación de la comunicación

Porque no es lo mismo pensar lo que se quiere decir, que expresar lo que se piensa decir. El camino a recorrer desde el lugar en donde se gesta el pensamiento que se quiere transmitir hasta el lugar en donde es acogido por la otra persona, está lleno de baches y filtros que provocan una degradación continua que se forma de la manera en que a continuación nos detalla Xavier Guix:

Lo que se quiere decir
Lo que se sabe decir
Lo que se dice
Lo que se oye
Lo que se escucha
Lo que se atiende
Lo que se acepta
Lo que se retiene
Lo que se practica

Todo parte, desde mi punto de vista, de la manera en que organizamos la información en nuestra cabeza. Lo que se quiere decir a menudo no es más que una idea, o un sentimiento. Pero traducir eso en un discurso coherente y apropiado requiere una organización mental, un orden sistematizado previamente. Dicho de otro modo, nos acostumbramos a pensar de una determinada manera y acabamos comunicando según ese esquema, o sea, lo que sabemos decir.

Unos siguen esquemas de pensamientos lineales, secuenciales y estructurados, mientras que otros saltan como las langostas, de una idea a otra, sin orden, y hacia delante y hacia atrás. Unos utilizan la información más visual, otros la auditiva y algunos más son tremendamente sensoriales y emotivos. Según estamos acostumbrados a razonar, así hablamos. Contamos lo que nos contamos, de la misma manera en que nos lo contamos.

Xavier Guix, Pensar no es gratis

La percepción de la información se somete a un proceso mental de filtrado tal que las cosas en realidad no las percibimos como son, sino como nuestro cerebro las representa internamente, y la manera en que se elabora esta representación está condicionada por las creencias previas del individuo y su particular manera neurológica de procesar las cosas, porque no todos los cerebros trabajan exactamente de la misma manera.