El siglo actual será el que dedique más tiempo a la investigación científica del cerebro y la mente. Y no tanto por la necesidad de descubrir y encontrar remedio a las enfermedades que nos azotan sino más bien por la inquietud de los humanos por conocer cómo somos, cómo el cerebro elabora los procesos mentales conscientes y con ellos ese nosotros mismos. Ya es un buen trecho el recorrido por las neurociencias en los últimos cincuenta años mostrándonos el andamiaje molecular y neuronal de las percepciones sensoriales, el aprendizaje y la memoria, el sueño, el dolor, el placer y los procesos de conducta. Pero también es un buen trecho el que todavía falta por recorrer hasta alcanzar a conocer, siquiera como idea general, la manera en que el cerebro humano elabora la subjetividad, ese saber que pienso y ese poder hablar conmigo mismo. Para eso se necesitará dar un salto cualitativo, un cambio de paradigma, en las investigaciones sobre el cerebro. Y eso requerirá también de la labor de algún que otro genio capaz de entrever el camino para alcanzar ese objetivo. Con todo, es cierto que ya poseemos hipótesis acerca de los procesos neuronales y circuitos con los que la corteza cerebral o el sistema emocional participan en la elaboración de los sentimientos y el pensamiento abstracto y también en la elaboración del pensamiento moral y la toma de decisiones. Es con todo ello que nos estamos adentrando en un nuevo mundo de conocimiento. Nuevo mundo en el que habrá un reencuentro entre esos dos campos separados que hemos venido en llamar ciencia y humanidades. Nuevo mundo que confluirá en una nueva cultura. Una cultura basada en el funcionamiento de los códigos que el cerebro ha ido adquiriendo a lo largo de su historia evolutiva y genética. A esa cultura se ha venido en llamar neurocultura. Una cultura en la que habrá una convergencia entre neurociencia y filosofía, ética, sociología, economía, arte y hasta la misma religión. Y es con esta cultura que se estudiará más a fondo nuestro mundo humano, lo que quiere decir valores y normas éticas y sociales y con ello los conceptos más elevados que seguimos y respetamos para poder mantener una sociedad civilizada.Francisco Mora para el prólogo de Pensar no es gratis, de Xavier Guix
Etiquetar el mundo para conocerlo mejor
No podemos huir de las etiquetas porque son necesarias para conocer el mundo que nos rodea y porque nuestro cerebro conoce las cosas mediante la categorización. Por Roberto Prada.
No sin evidencia
La evidencia científica es un pilar de la medicina moderna, resultando inaceptable la aprobación de compuestos o procedimientos que no hayan demostrado su eficacia. Manifiesto de #NoSinEvidencia
¿Sabes qué es el estrés?
Averigua de dónde proviene esta palabra que mucha gente usa en distintos sentidos y qué perspectivas teóricas existen para el estudio de este complejo proceso natural y adaptativo. Por Roberto Prada.
Importancia de la metáfora en la ciencia
Es habitual pensar que solo es una figura literaria, pero todos la usamos con frecuencia y en la ciencia es importante por su valor pedagógico y divulgativo así como por su capacidad de síntesis explicativa. Por Roberto Prada.
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