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16/1/08

Diagnóstico del embarazo: breve historia


Hoy es fácil realizar un diagnóstico clínico rápido y eficaz del embarazo, basta con acudir a una farmacia y hacerse con un test de predicción que cualquiera puede usar e interpretar, con unos resultados no infalibles, pero bastante fiables.

En la Antigüedad, las preocupaciones sobre esta cuestión, siempre envueltas en un manto de supersticiones y en conexión directa con cuestiones mágicas y religiosas (la fertilidad ha sido siempre objeto de culto en todas las poblaciones antiguas), no eran profundas. La vida, un regalo o bendición divina, se aceptaba y todos los esfuerzos se orientaban a ayudar a traer a la criatura a salvo al mundo. Hay que esperar al siglo XVII para asistir con Mauriceau al comienzo de la Obstetricia como disciplina científica, aunque el interés se centraba casi exclusivamente en la asistencia al parto, sin atender demasiado los detalles anatómico-fisiológicos de la gestación. No obstante, existen testimonios de intentos de predicción arcaicos, muy poco fiables, pero no exentos de cierta experiencia empírica, lo cual tiene su mérito. Sirva como ejemplo que uno de los métodos para diagnosticar el embarazo en el antiguo Egipto era contar la cantidad de veces que una mujer vomitaba cuando se la colocaba sobre una mezcla de cerveza y dátiles. Ciertamente, la aversión a los olores fuertes y las náuseas con o sin vómitos, también se especifican hoy como evidencia presunta de embarazo según los especialistas. Otro método utilizado en el antiguo Egipto era colocar profundamente un bulbo de cebolla en la vagina durante la noche. Si a la mañana siguiente se podía detectar el olor característico de la cebolla en el aliento de la mujer, era signo de que estaba embarazada. Los investigadores sugieren que la absorción de los compuestos sulfúricos de la cebolla en la sangre de la mujer vía vasos sanguíneos submucosos dilatados podría resultar en “aliento a cebolla”. En fin, curiosidades histórico-científicas. Es en el siglo XIX, con las ideas y métodos de investigación expuestos y desarrollados por Bichat y Claude Bernard, cuando asistimos al nacimiento de una auténtica biología de la gestación. Una vez se ha estudiado la anatomía y fisiología de este proceso, y se conocen los compuestos bioquímicos implicados, lo cual sucede a lo largo del siglo XX, se está en condiciones de dar los primeros pasos hacia un diagnóstico cada vez más fiable. Hagamos ahora un breve repaso de las técnicas de diagnóstico que se empleaban en la primera mitad del siglo XX.

MÉTODOS BIOLÓGICOS:

Reacción de Zondek y Aschhein

En 1927, Aschhein demostró que muy precozmente en la orina de la mujer embarazada podía demostrarse la presencia de una sustancia capaz de provocar en el ratón hembra impúber modificaciones semejantes a las que se producen en el aparato reproductor de la mujer grávida. Se parte de una muestra de orina de la supuesta embarazada, que, tras ser tratada convenientemente (desintoxicada por agitación con éter y decantación posterior), se practican con ella inyecciones a ratones hembras impúberes. Al quinto día del inóculo, se sacrifican los animales y se hace un estudio macro y microscópico de sus ovarios. La reacción positiva se caracteriza por la presencia de puntos hemorrágicos rojo violáceos a nivel del ovario, observándose también manchas amarillentas debidas a la formación de falsos cuerpos amarillos a nivel de los folículos distendidos. Esta observación se complementaba con el estudio de cortes histológicos seriados en donde se descubrían los elementos característicos de la reacción positiva. Esta reacción daba un porcentaje muy alto de resultados (90-91%), pudiendo utilizarse desde 8-10 días después de la ausencia de las reglas hasta otros tantos después del parto.

Reacción de Brouha-Hinglais-Simonnet

Data de 1929 y emplea el ratón macho de cuatro semanas de edad. Aquí se empleaban menos ejemplares (dos o tres a lo sumo), aunque se tardaba más en obtener los resultados. La muestra de orina problema previamente tratada se inyectaba por vía subcutánea a los animales durante 8 a 10 días consecutivos. Tras el sacrificio y la autopsia, la reacción positiva se caracterizaba por un aumento del volumen del testículo y por una gran tumefacción de las vesículas seminales, ingurgitadas de una secreción líquida blanquecina. Una reacción fácil de observar.

Reacción de Friedmann

Este autor en 1930 demostró que la inyección intravenosa de orina de embarazada a la coneja adulta, es capaz de provocar en 24 horas la dehiscencia folicular en los ovarios. Aquí hay diversas variantes del método (con más o menos dosis y en más o menos días), pero el procedimiento final era la laparotomización del animal para examinar el tracto genital y esencialmente los ovarios. En condiciones normales, estos son del tamaño de una judía, de superficie lisa y con algunos puntos redondos y translúcidos (folículos en reposo). En caso de reacción positiva, el ovario puede presentar aspectos algo distintos según el momento del examen; en general, todo el tracto genital está congestionado y los folículos ováricos (a las 24 horas) han aumentado de volumen y perdido su transparencia tomando aspecto gris o negro; a las 48 horas el ovario está edematoso, con folículos hemorrágicos, algunos pueden haber estallado. Este método presenta la ventaja de que al no requerir sacrificio del animal (solo es operado para extraerle una muestra ovárica), éste puede ser empleado varias veces.

Anuro-reacción: la prueba de la rana

Famosísima. El empleo de los anuros para el diagnóstico del embarazo mediante la provocación de la espermatogénesis por la inyección de hormonas gonadogropas existentes en la orina de embarazadas fue propuesto por Galli-Mainini en 1947. Numerosísimos trabajos siguieron a éste en todo el mundo, siempre utilizando sapos. La idea del empleo de las ranas macho para provocar esa misma reacción se debe, en España, a Aznar Ferreres y Hernández Andueza (1948). El fundamento de la técnica es tan sencillo como divertido. La reacción está basada en la rápida respuesta eyaculadora conseguida en el animal por la acción directa sobre la gónada de la hormona gonadotropina coriónica (HCG) presente en la orina de la gestante.

Son animales fáciles de conservar en el laboratorio, pues pueden mantenerse en ayuno durante varios meses. No obstante, para alimentarlos y evitar el estado de caquexia a que pueden llegar, se les suministraba insectos vivos. Pero en general son animales poco exigentes. Como método de mantenimiento en el laboratorio se empleaba la refrigeración. Sí, como suena, las ranas se guardaban en la nevera como si de un brick de leche Pascual se tratara. La cosa era simple y presentaba indudables ventajas. Mientras no se utilicen, a 8-12 ºC se mantienen en estado de vida retardado, pudiendo aguantar así entre 5 y 7 meses.

Se demuestra previamente en los animales elegidos (rana verde común, variedades esculata, ridibunda, etc), mediante cateterismo de cloaca, que en ella no existen espermatozoides. Se procede al inóculo de la orina previamente tratada en cualquiera de los sacos linfáticos del animal. Las ranas inyectadas se mantienen en un sitio oscuro y tranquilo durante 2-3 horas, al cabo de las cuales se recoge orina de la cloaca para investigar la presencia o no de espermatozoides. Para ello, con la orina recogida, se hace una preparación en fresco entre porta y cubre que se lleva al microscopio, donde se pone de manifiesto o no la presencia de las células germinales.

Pese a todo, no era un método confiable. Se han encontrado reacciones positivas con orinas normales (no gestantes) y ante muestras prodentes de mujeres grávidas con afecciones hepáticas de distinta etiología se han obtenido resultados inespecíficos.

Prueba inmunológica

Desde que se demostró en 1953 por los trabajos de Bordet y Bussard que las hormonas de estructura proteica se comportaban como antígenos y que, por tanto, mediante su inyección al animal podría obtenerse un suero conteniendo anticuepos, se inició el estudio de las posibilidades de diagnóstico del embarazo mediante una reacción antígeno-anticuerpo que tuviese lugar entre la orina (o suero) de una mujer embarazada, ricos en gonadotropina coriónica y un suero experimental obtenido de conejos inmunizados con productos comerciales purificados de esta misma hormona.

En efecto, estudios posteriores demostraron esta posibilidad, poniéndose a contribución las distintas técnicas de reacciones Ag-Ac para evidenciar el antígeno GC presente en la orina o sangre de la mujer gestante. Así por ejemplo, Brody y Carlström emplearon la reacción de fijación del complemento; Mc. Kean las reacciones de precipitación y Wide y Gemzel las de aglutinación-inhibición que. Todas ellas demostraron su especificidad, pero por razones de orden técnico y de sensibilidad, han sido las últimas las que han predominado en la práctica.

MÉTODOS QUÍMICOS

Ha habido varios, que se han ido desarrollando coetáneamente a los biológicos. Se pueden citar la reacción de Kapeller-Adler que investiga la presencia de histidina en la orina de la embarazada, la reacción de Richardson para evidenciar la estrona libre, o la reacción del yodo, conocida también como reacción de Schlör o reacción de Simola. Todas se valen de reacciones de coloración de compuestos químicos para valorar la positividad o negatividad de la prueba.

EL DIAGNÓSTICO DEL EMBARAZO EN LA ACTUALIDAD

Es fácil averiguar por qué los métodos químicos acabaron por desplazar a los biológicos. No necesitan de animales de laboratorio y, puesto que se trabaja únicamente con factores humanos, se disminuye el número de posibles interferencias. Los modernos métodos bioquímicos se basan en la detección de la fracción beta de la hormona gonadotropina coriónica en la orina, que solamente se excreta con ella en el período gestacional. Para ello hay a disposición de la gente "kits" comerciales de predicción con un margen de error de en torno al 2%. La detección de esta hormona en sangre representa una fiabilidad del 100%.

Como curiosidad, es interesante comentar que la gestación no es el único proceso que eleva los valores de HCG en sangre. En los varones, el cáncer testicular cuenta con marcadores específicos, y esta hormona es también uno de ellos. En estos procesos tumorales, se elevan los niveles de fetoproteína y HCG, motivo por el cual, en ciertas ocasiones, también pueden emplearse los tests de predicción de embarazo para el diagnóstico de esta afección.

1 comentario:

Crissanta dijo...

Hola. Me intereso mucho su artículo. Estoy investigando acerca de la medicina en la antigüedad y el diagnóstico del en embarazo sin los métodos modernos me interesa mucho. Me gustaría hacerle un par de preguntas muy específicas para un escrito que estoy haciendo. Mi dirección es carla.paola.reyes@gmail.com. Ojalá me pudiera proporcionar la suya. Muchas gracias.

 

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