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19/6/10

Qué es lo que nos cansa

Siempre había creído que la actividad intelectual agotaba tanto o más que la física, idea que tenía comprobada empíricamente en mis años de mayor actividad académica, sobre todo en exámenes. Recuerdo que tras solo dos o tres horas de examen acababa completamente baldado, me dolía todo, me sentía tan cansado como si hubiese estado cargando sacos de cemento toda la mañana. Pero recientemente he conocido por medios indirectos algunos hechos que nunca había considerado, que pueden explicar el agotamiento que achacamos al esfuerzo mental, pero que en realidad no tienen nada que ver con él.

Dale Carnegie recoge varios detalles interesantes sobre el tema en su ensayo Cómo suprimir las preocupaciones, de donde extraigo los que más relevantes me han parecido. La idea es que, en principio, el trabajo mental por sí solo no puede hacer que nos cansemos. Hace unos años los científicos trataron de averiguar hasta cuándo puede trabajar el cerebro humano sin llegar a esa "disminución de la capacidad de trabajo" que llamamos fatiga y descubrieron que la sangre que pasa por el cerebro, cuando está activo, no muestra indicios de ella. En lo que hace al cerebro, parece que éste puede trabajar tan bien y con tanta velocidad al cabo de varias horas horas como al principio. Pero si el cerebro es incansable, entonces, ¿qué es lo que nos cansa?

Los psiquiatras afirman que la mayor parte de nuestra fatiga procede de nuestras actitudes mentales y emocionales. Uno de los más distinguidos psiquiatras de Inglaterra, J. A. Hadfield, dice en su libro que "la mayor parte de la fatiga que padecemos es de origen mental; en realidad, el agotamiento de origen puramente físico es raro". Uno de los más distinguidos psiquiatras de los Estados Unidos, A. A. Brill, va más lejos. Afirma: "El ciento por ciento de la fatiga del trabajador sedentario con buena salud se debe a factores psicológicos, entendiendo por tales los factores emocionales".

El aburrimiento, el resentimiento, la sensación de que no somos apreciados, la sensación de inutilidad, la prisa, la ansiedad, la preocupación... Esos son los factores emocionales que agotan al trabajador sedentario, que lo hacen susceptible de coger resfriados, que reducen su producción y que lo envían a casa con dolores de cabeza nerviosos. Sí, nos cansamos porque nuestras emociones producen tensiones nerviosas en el cuerpo. La Metropolitan Life Insurance Company señala esto en un folleto sobre la fatiga. Esta gran empresa de seguros afirma: "El trabajo duro rara vez causa por sí mismo una fatiga que no pueda curarse con un buen sueño o descanso... La preocupación, las tensiones y las perturbaciones emocionales son tres de las principales causas de la fatiga. Es frecuente que sean las culpables cuando la causa parece ser el trabajo físico o mental... Recuerde que un músculo tenso es un músculo que trabaja. ¡Afloje la tensión! Ahorre energía para los deberes importantes".

Recuerde que un músculo tenso es un músculo que trabaja. Muy acertado. No había caído en la cantidad de hábitos posturales que podemos adoptar mientras trabajamos que sin darnos cuenta están forzando a algún músculo a estar en tensión. Estos malos hábitos posturales pueden ser debidos a posturas forzadas simplemente por un mal uso o distribución de los recursos y el espacio de trabajo, o también pueden ser los factores emocionales antes mencionados los que, también sin darnos cuenta, activan innecesariamente algún músculo. Al final, la tensión emocional se traduce en tensión muscular. O quizá también:

¿Por qué producimos estas tensiones innecesarias al realizar un trabajo mental? Daniel W. Josselyn dice: "Creo que el principal obstáculo es el casi universal convencimiento de que el trabajo duro requiere una sensación de esfuerzo para estar bien hecho". Esa es la razón de que frunzamos el ceño cuando nos concentramos, de que echemos los hombros hacia delante. Pedimos a nuestros músculos que realicen los movimientos del esfuerzo, algo que no ayuda en nada al trabajo del cerebro.

Y para relajarnos, entonces, ¿cómo se hace? ¿empieza con la mente? No, empieza con los músculos. Parece ser que lo que debemos relajar son los músculos, aunque el hecho de que ello sea un proceso consciente y voluntario no excluye del todo un cierto componente mental. Otro detalle interesante relacionado con esto es que de todas las partes del cuerpo que podemos relajar, los ojos tienen más importancia de la que parece.

(...) Puede hacer lo mismo con la mandíbula, los músculos del rostro, el cuello, los hombros y todo el cuerpo. Pero el órgano más importante es el ojo. El doctor Edmund Jacobson, de la Universidad de Chicago, ha llegado a decir que si uno es capaz de relajar completamente los músculos de los ojos, podrá también olvidarse de todas sus zozobras. La razón de que los ojos sean tan importantes para aliviar la tensión nerviosa es que queman una cuarta parte de todas las energías nerviosas consumidas por el cuerpo. Ese es también, por otra parte, el motivo de que muchas personas con una visión perfecta sufran de "vista cansada". Es que están sometiendo sus ojos a tensión.

Relajarse a ratos perdidos, trabajar en una posición lo más cómoda posible (las tensiones del cuerpo producen dolores en hombros y espalda y fatiga nerviosa) y auto-observarse de vez en cuando, preguntándose si lo está haciendo bien o si por el contrario está empleando músculos que no tienen nada que ver con el trabajo que está realizando, son unas sencillas indicaciones con las que el autor cierra el breve capítulo que dedica al tema en cuestión.

Relájese a ratos perdidos. Deje que su cuerpo quede tan fláccido como un viejo calcetín. Tengo un viejo calcetín de color marrón sobre mi escritorio mientras trabajo, como recordatorio de lo relajado que debería estar. Si no tiene un calcetín, un gato servirá. ¿Ha cogido alguna vez a un gatito que haya estado tomando el sol? Los dos extremos del cuerpo cuelgan como un periódico mojado. Incluso los yoguis de la India dicen que si se quiere dominar el arte de la relajación, hay que estudiar al gato. Yo nunca he visto un gato cansado, un gato con depresión nerviosa o un gato que padezca insomnio, preocupación o úlceras de estómago...

2 comentarios:

Swara Bhakta dijo...

Hace poco descubrí que el motivo de mis rachas de cansancio es que se me cargan mucho las cervicales, por malas posturas al sentarme. Fue toda una revelación que me ha ayudado a conocerme mejor y a ver hasta qué punto la carga física postural puede desencadenar la fatiga mental

Leonidas N. Herrera dijo...

me parece un excelente artículo...muchas gracias por compartirlo

 

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