Etiquetar el mundo para conocerlo mejor

No podemos huir de las etiquetas porque son necesarias para conocer el mundo que nos rodea y porque nuestro cerebro conoce las cosas mediante la categorización. Por Roberto Prada.

No sin evidencia

La evidencia científica es un pilar de la medicina moderna, resultando inaceptable la aprobación de compuestos o procedimientos que no hayan demostrado su eficacia. Manifiesto de #NoSinEvidencia

¿Sabes qué es el estrés?

Averigua de dónde proviene esta palabra que mucha gente usa en distintos sentidos y qué perspectivas teóricas existen para el estudio de este complejo proceso natural y adaptativo. Por Roberto Prada.

Importancia de la metáfora en la ciencia

Es habitual pensar que solo es una figura literaria, pero todos la usamos con frecuencia y en la ciencia es importante por su valor pedagógico y divulgativo así como por su capacidad de síntesis explicativa. Por Roberto Prada.

12/10/10

Vida después de la vida

Vida después de la vida (1975) es el título del libro de Raymond Moody que supone el primer intento, con sus aciertos y sus desaciertos, de formalizar o estandarizar de alguna manera las características de lo que él mismo bautiza en este ensayo como experiencias cercanas a la muerte (ECM/NDE), creando escuela y conduciendo, desafortunada y acríticamente, a la creación de auténticas pseudociencias llamadas a avalar formalmente la existencia de propiedades místicas, sobrenaturales o paranormales de los seres humanos en torno a este tipo de experiencias físicas, suponiendo también pruebas de la existencia del Más Allá y de la separación metafísica del cuerpo y la mente o el alma o lo que sea, en contra de los propios deseos del autor:

Pero también me preocupa mucho que las experiencias de casi muerte no sean pervertidas, transformándolas en la excusa para un nuevo culto. Este fenómeno no debería ser identificado conmigo o con cualquier otra persona que lo haya estudiado. La experiencia de casi muerte es sumamente común, y se necesitan perspectivas muy diferenciadas para poder abordarla en toda su complejidad.

Pero los temores de Moody se hicieron realidad.

Moody se doctoró en Filosofía y posteriormente cursó Medicina para especializarse en Psiquiatría. Le interesaba la Filosofía de la Medicina, pero las experiencias que relataban los pacientes que habían estado al borde de la muerte llamaron su atención por el camino, sintió curiosidad y se dedicó a recopilar casos clínicos sobre el tema. Este libro es el fruto de esa primera recopilación. Su investigación abarcó el estudio de 150 casos clínicos, aunque solo entrevistó personalmente a 50 personas. Su material se nutre de tres tipos de casos: experiencias relatadas por sujetos que han estado clínicamente muertos y han sido reanimados, experiencias relatadas por sujetos que por accidentes o enfermedades graves han estado muy cerca de la muerte física y testimonios de terceras personas a las que algunos sujetos, antes de morir, les contaron sus experiencias.

Sin ser un ensayo científico, el libro tampoco pretende ser un intento claro de estafa. El autor demuestra cierta prudencia y sus intenciones parecen sinceras y procura ser más o menos neutral. No pretende defender ninguna postura concreta, sino básicamente presentar los hechos que encontró, ofreciendo las diferentes explicaciones posibles que se manejaban en aquella época, incluidas las biológicas (pero que en aquel entonces no eran muy precisas). No obstante, y pese a que lo intenta, no puede evitar manifestar algo de partidismo dado que él sí creía en el Más Allá. El libro incluye un apartado en donde explica la metodología que empleó y el autor es el primero en reconocer que su investigación no es estrictamente científica por estar basada en testimonios, en una muestra no debidamente aleatorizada y en situaciones no controladas (emergencias médicas), e incluso da unas breves indicaciones finales sobre cómo hacer futuras investigaciones con más rigor.

Moody encontró en los testimonios que manejó una serie de patrones o elementos comunes de las experiencias relatadas, y eran independientes de las creencias culturales de los pacientes. No obstante, Moody no se olvida de decirnos que la muestra era más bien pequeña, que todos los entrevistados pertenecían a la tradición judeocristiana y que, obviamente, no todos los sujetos que han estado al borde de la muerte refieren luego experiencias místicas, muchos no se acuerdan de nada, por lo que la muestra está escogida de entre los que sí tienen algo interesante que contar.

Reuniendo todos los elementos referidos por los sujetos que experimentaron ECM, Moody elaboró un relato tipo o modelo teórico completo de experiencia que, por tanto, no es una representación de la ECM de una persona, sino una abstracción teórica de la que conviene tener claros al menos los siguientes aspectos esenciales: aunque haya similitudes, ningún relato es idéntico a otro; ningún sujeto refiere todos los elementos del relato tipo, aunque siempre están presentes la mayoría de ellos; y el orden en que se suceden puede variar de una experiencia a otra.

En total, Moody confeccionó una lista de 15 elementos (que en realidad son 14 porque uno de ellos no se puede considerar una característica propia de la ECM, ya que solo hace referencia al hecho de que cuando el paciente despierta, al relatar su experiencia a otros, suelen quejarse de que no les creen): inefabilidad o sensación de no poder explicar con palabras lo sucedido; afirmación de haber escuchado a médicos o espectadores informar de su propia muerte; sensaciones de paz y quietud; percepción de ruidos o zumbidos en ocasiones desagradables; sensación de ser empujado por un túnel oscuro; experiencias extracorpóreas (out-of-body); encuentro con otros, los cuales supuestamente estaban allí para facilitarles la transición a la muerte o para informarles de que deben volver a sus cuerpos; la percepción de una intensa luz brillante; la revisión panorámica de su vida; aproximación a una especie de frontera o límite; deseo de regresar al cuerpo físico (salvo en los casos en que se alcanza cierta profundidad en la experiencia, en cuyo caso suelen querer quedarse); cambio de actitud en sus vidas al regreso, que incluye una nueva visión de la muerte y religiosidad; y muchas personas informan de acontecimientos sucedidos en el lugar físico mientras ocurría la experiencia. En cualquier caso, y como el mismo autor concede, las distintas versiones relatadas por los pacientes puede que simplemente representen diferentes maneras individuales de interpretar, describir o recordar la base de la experiencia. Por último, Moody comenta una serie de paralelismos significativos entre los relatos reportados por los pacientes y algunos textos literarios de diferentes épocas y culturas, tales como la Biblia, el Libro tibetano de los muertos, algunos escritos de Platón y las experiencias místicas reportadas por Enmanuel Swedenborg, un naturalista del siglo XVIII que en un período tardío de su vida sufrió una crisis religiosa y comenzó a hablar de experiencias espirituales.

Entre las explicaciones que ofrece, se encuentran las sobrenaturales y las naturales o científicas (farmacológicas, fisiológicas, neurológicas y psicológicas), a las que, en mi opinión, el autor se precipita demasiado en desacreditar. Quizá en este apartado es donde el autor se confía demasiado. En el próximo post veremos la moderna crítica a los postulados de Moody y las actuales explicaciones científicas (ya más elaboradas que en 1975) de la mayoría de sus premisas.

Fuente: Vida después de la vida (1975), Raymond Moody.

Entradas relacionadas:
Las pseudociencias de la muerte
Psicobiología de la muerte

No hay comentarios:

 

Directorios


imagen
Directorio de blogs en España Booster Blogs The House Of Blogs, directorio de blogs Directorio de blogs Directorio de blogs Directorio de Blogs

COLABORACIONES

Premios personales