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29/7/11

Psicología aplicada vs Medicina: consideraciones terminológicas

La intención del título de este post no es la de enfrentar ambas ramas como si fuese un combate a muerte del que solo uno de los dos contendientes pudiese salir con vida, ni siquiera pretendo enfrentarlos, sino tan solo compararlos para reflejar ciertas similitudes y diferencias que a menudo no son bien manejadas cuando oigo a algunas personas referirse a la Psicología en términos más propios de la Medicina.

Básicamente son dos las cuestiones que quiero aclarar o sobre las que quiero exponer mi opinión: una es la relativa al concepto de curación y la otra al de paciente, ambas derivadas de la inadecuada equiparación del problema personal o trastorno psicológico al de enfermedad mental o cuestión médica.

En Psicología no puede haber curación porque no puede haber enfermedad. Si hay enfermedad entonces el problema es de tipo médico, no psicológico (aunque pueda tener implicaciones psicológicas), pero debe ser atendido en primer lugar por un médico, no por un psicólogo (a menos que éste colabore con el primero dentro de los estrictos límites de su competencia). Un problema personal o un trastorno psicológico no se debe necesariamente a una enfermedad y no debe ser identificado con ella, del mismo modo que no todas las enfermedades afectan a nuestras capacidades mentales.

El concepto de enfermedad mental tiene su su historia, que no vamos a tratar aquí. Nos quedaremos con que fue duramente criticada por su fuerte estigmatización social y la pasividad que llegaba a alcanzar el sujeto afectado aceptando la "enfermedad" y renunciando a tomar las riendas de su propia vida, es decir, se convertía en "paciente" en su más puro sentido etimológico, que explicaremos luego. El psiquiatra y libertario político Thomas Szasz

ya denunció en la década de los 60 que la enfermedad mental era una construcción social y que muchas de las entonces consideradas enfermedades mentales no eran sino "problemas vitales", que también son reales y una persona afligida por ellos puede necesitar ayuda profesional para solucionarlos: «La psicoterapia es un método eficaz para ayudar a los demás, no para ayudarles a recuperarse de una enfermedad, sino más bien para ayudarles a que se conozcan a sí mismos, a los demás y la vida». El problema de la enfermedad mental es la dificultad para definir con precisión qué es la mente, que antes era vista como algo ajeno al cuerpo. Si hay enfermedad, necesariamente ha de ser orgánica, biológica, fisiológica, neurológica. ¿Un trastorno obsesivo-compulsivo es una enfermedad? Quizá por este tipo de cosas desde hace un tiempo se prefiere hablar de trastornos en vez de enfermedades:

Dependiendo del concepto de enfermedad que se utilice, algunos autores consideran más adecuado utilizar en el campo de la salud mental el término "trastorno mental" (que es el que utilizan los dos sistemas clasificatorios de la psicopatología más importantes en la actualidad: la CIE-10 de la Organización Mundial de la Salud y el DSM-IV-TR de la Asociación Psiquiátrica Americana). Sobre todo en aquellos casos en los que la etiología biológica no está claramente demostrada, como sucede en la mayoría de los trastornos mentales. Además, el término "enfermedad mental" puede asociarse a estigmatización social. Por estas razones, este término está en desuso y se usa más trastorno mental, o psicopatología.


La otra cuestión es la de considerar a las personas que acuden al psicólogo como pacientes. Esta palabra también tiene su miga. Normalmente, de forma intuitiva, deberíamos suponer que los pacientes son los enfermos que son atendidos por médicos, por lo que ya desde esta perspectiva resulta inapropiado utilizarlo en psicología, ya que, ni los unos son siempre enfermos ni los otros son siempre médicos (dejemos entre paréntesis a los psiquiatras que hacen psicoterapia, que también los hay). Por esta razón algunos profesionales prefieren utilizar el término cliente, que puede resultar un tanto frío para algunos, ya que es un término que vemos habitualmente asociado a jurisprudencia, pero al fin y al cabo todos, enfermos o no, somos clientes de nuestro seguro médico privado o público.

Actualmente la palabra paciente está siendo desplazada por la palabra usuario, dadas las connotaciones de la primera. Paciente tiene un doble significado de alguien que sufre una enfermedad y alguien que tiene paciencia, aspectos que se relacionan por la procedencia latina del latín patíens (sufriente, sufrido), del verbo patí, sufrir. Tener paciencia en algo es de algún modo sufrir el motivo por el cual hay que tenerla.

Recientemente, la palabra paciente está comenzando a sustituirse por la palabra usuario, precisamente por la relación que tiene con la palabra paciencia y, erróneamente por supuesto, también con la palabra pasividad que, aunque de distinto origen etimológico, transmite la sensación de que el paciente tiene que comportarse, necesariamente, como un ente pasivo, inactivo, sin mostrar interés alguno por plantear preguntas y cuestionar lo que no le resulta familiar, lo que no entiende en la consulta con el profesional de la salud. Por supuesto, llámese paciente o usuario, es indispensable que la persona que asiste a consulta con un profesional de la salud muestre interés tanto por su cuerpo como por sus sensaciones, sus síntomas; que esté al pendiente, de preferencia con anticipación a la aparición de los síntomas, de toda sensación (tanto las habituales como las esporádicas), de todo dolor, de todo cambio, pues es ése, el reconocimiento, el primer paso para encontrar el camino hacia un buen estado de salud tanto física como mental. El ideal es, pues, que el paciente o usuario construya una relación consciente, alerta y gozosa con su cuerpo, con su salud, con su mente.


Pienso que esto en psicología es de la máxima importancia, pues la fuerza del cambio necesario para mejorar o hallar el bienestar de la persona que acude a consulta radica en ella misma, no en el terapeuta, el cual solo guía el proceso. El esfuerzo lo pone el usuario consciente de la necesidad del cambio y con la voluntad necesaria para acometerlo.

2 comentarios:

Anónimo dijo...

se nota que sos medico! ojala nunca tengas unaa no enfermedad mental!! y si la tenes que te la curen un medicooo

Rober dijo...

De hecho es al contrario, soy estudiante de Psicología. Y efectivamente, si tengo una "enfermedad mental", iré al médico, o lo que es lo mismo, al psiquiatra.

 

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