Etiquetar el mundo para conocerlo mejor

No podemos huir de las etiquetas porque son necesarias para conocer el mundo que nos rodea y porque nuestro cerebro conoce las cosas mediante la categorización. Por Roberto Prada.

No sin evidencia

La evidencia científica es un pilar de la medicina moderna, resultando inaceptable la aprobación de compuestos o procedimientos que no hayan demostrado su eficacia. Manifiesto de #NoSinEvidencia

¿Sabes qué es el estrés?

Averigua de dónde proviene esta palabra que mucha gente usa en distintos sentidos y qué perspectivas teóricas existen para el estudio de este complejo proceso natural y adaptativo. Por Roberto Prada.

Importancia de la metáfora en la ciencia

Es habitual pensar que solo es una figura literaria, pero todos la usamos con frecuencia y en la ciencia es importante por su valor pedagógico y divulgativo así como por su capacidad de síntesis explicativa. Por Roberto Prada.

8/5/08

El mito del amor eterno

Si tomamos lo que te enseñaron tus papás, le agregamos unas gotitas del estereotipo femenino de la tolerancia, la pasividad y la sumisión, complementario al masculino de la actividad, la independencia y el dominio, le añadimos a la mezcla un pellizco de la imagen cultural del amor romántico y lo batimos todo en la termomix, comprenderemos mejor por qué la gente sufre tanto y tan innecesariamente por amor.
Lucía Etxebarria

Una de las formas de aprendizaje cultural más eficaz, a la par que inconsciente, es la imitación. Los niños imitan las conductas de sus padres, al principio se limitan a reproducir lo que ven sin preguntarse por qué, pues carecen de capacidad autocrítica (aun cuando maduren, muchos de ellos seguirán sin tener capacidad autocrítica, pero esa es otra historia). Quizá esto tenga un sentido biológico práctico, al fin y al cabo la imitación permite la rápida asimilación de los patrones de conducta del grupo social en el seno del cual nace y se desarrolla un individuo, lo que facilita la homegenidad y la rápida identidad de pertenencia. No debemos olvidar que los animales no son individuos solitarios, sino que se agrupan en poblaciones. La unión hace la fuerza. Por otra parte, si algo caracteriza a la vida es la interacción, las relaciones de los seres vivos entre sí, que en el mundo animal podría traducirse por socialización. De todos los que conocemos, los primates son los seres más sociales que existen, y de entre ellos, el hombre se lleva la palma. Esto significa que los seres humanos estamos diseñados principalmente para tratar los unos con los otros. Esto recibe un nombre: relaciones interpersonales, la esencia de la naturaleza humana. Esto explica muchas cosas, desde por qué buscamos tener amigos o por qué nos sentimos mal cuando los perdemos hasta por qué la soledad tiende a desanimarnos mientras que estar rodeado de gente que nos aprecia provoca en nosotros el efecto contrario. La naturaleza ha sido muy cuca y ha basado la perpetuación de la especie en este mismo principio, de tal manera que uno de los tipos de relaciones interpersonales que más ha marcado toda la Historia del hombre es la del amor en todas sus manifestaciones (amistad, erotismo, etc), que deja siempre su impronta en prácticamente todo lo que hacemos. Las decisiones más importantes de nuestra vida siempre tienen que ver con él. No es de extrañar entonces que haya quien afirme que el amor es el motor de la vida. Lo que nos conduce al tema del que quiero hablar hoy: la naturaleza de las relaciones de pareja, cuya manera de entenderlas puede variar según el enfoque que le demos. Y esto es muy importante porque puede suponer la diferencia entre ser feliz y sentirse desgraciado.

Actualmente vivimos en el seno de un contexto cultural marcado por la imagen histórica del romanticismo decimonónico. Aunque en principio este movimiento tuvo otras causas que lo motivaron, lo cierto es que lo que ha llegado hasta nosotros ha sido el sentimiento de la pasión desbordante, el amor platónico, la entrega total y la dependencia emocional con que desde niños nos bombardean los medios. Desde la letra de las canciones de amor que oimos por la radio, las series de televisión, películas, telenovelas y anuncios publicitarios hasta los contenidos de la prensa informativa, a través de la manipulación que supone el hecho de escoger por nosotros qué es noticia y qué no lo es, lo cierto es que todos estos medios se centran de un modo u otro en las relaciones amorosas. Esto por sí solo no tendría por qué ser malo, de no ser por la manipulación consistente en construir por nosotros el concepto de relación que debemos adoptar, un concepto sacralizado del amor fuertemente dependiente, caracterizado principalmente por:
  1. Entrega total, absoluta dedicación y consagración al bienestar del otro. "Tú me dominas con sólo mirarme, / y no hacen falta cuerdas para atarme" (Brujería, Son de Sol). "Tengo razones ya de sobras / para andarme con historias / y es que te quiero / y quiero estar contigo / Siento que nada más me importa / que me importas más que nada / el camino que sigo empieza y acaba contigo" (Si tú quisieras, Efecto mariposa).
  2. Focalización de todo tu mundo en la otra persona, que pasa a ser el centro de tu existencia y lo único que da sentido a tu vida, dejando de lado tus propias aspiraciones, dependencia y total adaptación. "Si tú me pidieras que al fuego me echase / igual que madera me consumiría, / que yo soy tu esclava y tú el absoluto señor de mi cuerpo, / mi sangre y mi vida" (Dime que me quieres, compuesta por Quintero, León y Quiroga).
  3. Dependencia. Tu vida no vale nada si no estás con esa persona. Eres, existes por y para ella. Por tanto, si te falta, te mueres. " Sí, quiero que sepas / que no sé vivir sin ti / que esta locura / me tortura..." (Otra canción de amor, OBK). "Como se arranca el hierro de una herida / tu amor de las entrañas me arranqué / aunque sentí al hacerlo / que la vida me arrancaba con él (Rimas, Bécquer).
El mensaje es: déjalo todo, sigue a tu corazón, no importa nada más. Debemos dejarnos llevar por nuestros sentimientos, el problema es que nos están diciendo que debemos hacerlo a cualquier precio, sin importar las consecuencias, y esto no es amor, es egoísmo. Ciertamente el corazón es caprichoso, egoísta, y sin una buena educación sentimental, se puede confundir fácilmente amor con encaprichamiento, porque los síntomas físicos son los mismos, o mejor dicho, el amor puede empezar por un encaprichamiento, pero aún no es amor, esto viene después. Así que al dejarnos guiar por nuestras taquicardias, tan pronto estamos enamorados como dejamos de estarlo, con los consiguientes daños psicológicos que esto puede acarrear.

Por otra parte, decía al principio que el ser humano es fuertemente social, lo que significa que necesita estar en constante contacto con gente. El problema del "concepto clásico" de pareja, de corte marcadamente romántico, como hemos visto, es que en este modelo se considera a la pareja una unidad, una fusión indisoluble (e ingenua) de dos vidas en una, de dos proyectos de vida en uno solo. Claro está, cuando esa persona desaparece de tu vida, te sientes perdido, te has apoyado tanto en esa persona, que lo era todo para ti, que ahora sin ella ya no sabes cómo hacer, no estás acostumbrado a estar sin ella. Hay gente que llega hasta el punto de descuidar por completo las relaciones de amistad para centrarse exclusivamente en la otra persona, lo que, a tenor de lo que comentaba al principio, sería todo un atentado contra la propia naturaleza del ser humano. Se sabe que en las rupturas, las personas con fuerte apoyo social (amigos) tienden menos a las depresiones o éstas causan menos estragos que en las personas carentes de apoyo social. Y es que no por tener pareja debemos descuidar las amistades. Así, si de repente te falta tu pareja, que puede ser el pilar central, al menos tienes amigos a modo de pilares periféricos que puedan amortiguar un poco la caída.

En el concepto clásico se parte de la premisa platónica de que una persona, para ser feliz, debe encontrar a su mitad que la complete. Esto es un error que hay que superar ya. Una persona es completa y tiene todo el potencial necesario para ser feliz por sí misma, no necesita de otra. En el momento en que necesitas de otra persona para tu propia felicidad, entras en el terreno de la dependencia, y como decía alguien que ahora no recuerdo :-P, en el momento en el que dependemos intensamente de algo, dejamos de ser libres. La pareja no debe completar, debe complementar. La pareja debe potenciar nuestras virtudes, debe ser un espejo a través del cual mejorarnos a nosotros mismos y enriquecernos de manera recíproca. Una pareja no debe ser una parte sino una extensión de nosotros mismos. No hay un proyecto, sino tres: el suyo, el mío y uno en común, su vida, la mía y una en común, su espacio, el mío y uno en común, y debe haber cabida para desarrollar libremente los tres.
Todas las parejas deberían recordar que por el hecho de ser parejas no tienen que dominarse mutuamente, no tienen que ser los amos, sino solo compañeros, amigos, y que la relación no se da así como así; no tiene nada que ver con la posesión. Hombres y mujeres no son cosas para poseer, sino personas a las que respetar. No son medios que utilizar. Osho

2 comentarios:

Anónimo dijo...

Me quedo sobre todo con el último párrafo...Da gusto ver que no oy la única que piensa asi..

En el concepto clásico se parte de la premisa platónica de que una persona, para ser feliz, debe encontrar a su mitad que la complete. Esto es un error que hay que superar ya. Una persona es completa y tiene todo el potencial necesario para ser feliz por sí misma, no necesita de otra. En el momento en que necesitas de otra persona para tu propia felicidad, entras en el terreno de la dependencia, y como decía alguien que ahora no recuerdo , en el momento en el que dependemos intensamente de algo, dejamos de ser libres. La pareja no debe completar, debe complementar. La pareja debe potenciar nuestras virtudes, debe ser un espejo a través del cual mejorarnos a nosotros mismos y enriquecernos de manera recíproca. Una pareja no debe ser una parte sino una extensión de nosotros mismos. No hay un proyecto, sino tres: el suyo, el mío y uno en común, su vida, la mía y una en común, su espacio, el mío y uno en común, y debe haber cabida para desarrollar libremente los tres.

Anónimo dijo...

Sí, creo que somos pocos por desgracia los que pensamos así. Somos una especie en peligro de extinción, o igual una nueva especie que está apareciendo. Espero (deseo) que sea lo segundo.

 

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